La jueza Ekaterina Kashina dejó a un creyente de 66 años de Novosibirsk en un centro de detención preventiva, a pesar del grave riesgo de que se contagiara de COVID-19
La jueza Ekaterina Kashina dejó a un creyente de 66 años de Novosibirsk en un centro de detención preventiva, a pesar del grave riesgo de que se contagiara de COVID-19